La universidad Garcilaso de la Vega es una institución privada, pero sin fines de lucro. Es por ello, que sorprende la exorbitante suma de dinero que pueden llegar a tener ciertas autoridades de dicha casa de estudios, como el mismo rector, Luis Cervantes Liñan, quien gana alrededor de 2’174,156.31 de Nuevos Soles al mes. La historia bien podría quedarse en ese solo escándalo, pero no. Gracias a su poder dentro de la universidad, supo repartir dentro a una grama de familiares, con sueldos también estratosféricos. Es así que su hijo, Luis Adolfo Cervantes Ganoza, quien actualmente ocupa el cargo de secretario académico de la Facultad de Estomatología, gana al mes S/. 51,449.14, su hermano, y también su jefe, al ocupar la Secretaría General de la Universidad, recibe S/.771,097.30 y su hija Cervantes Ganoza, jefa de la Oficina de la Defensoría del Estudiante, recibió –solo por concepto de devengados por maternidad– S/.386,699.12 entre los meses de julio y noviembre de 2011.
Sin Fines de Lucro
Recordemos que la universidad es una asociación sin fines de lucro y, por lo tanto, no paga impuestos, por lo que según la ley debe reinvertir todas sus utilidades en la institución educativa. Obviamente, esta no es una preocupación del rector ni de su “planilla dorada”, pues esta primero el bolsillo de ellos a la de los esmerados padres y universitarios.
Se burla así de todos los que, acorde a ley, pagan sus impuestos. Y estamos hablando aquí de pequeños, medianos y grandes empresarios, los cuales sí aportan a las arcas del estado, pensando que ese dinero será bien utilizado en el bien público. Lamentablemente el Señor Rector no piensa lo mismo pues ha hecho de la universidad “sin fines de lucro”, una organización para lucrar a favor de un grupo de gente selecta.
Invertimos en personas, no en implementar
Según el ex profesor de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, José Ochoa, “los sueldos descomunales de sus autoridades no se condicen con la infraestructura y los medios educativos que tiene la UIGV” para sus estudiantes. Según reveló el canal 2, Frecuencia Latina, no existen en los laboratorios de cómputo las suficientes computadoras para el alumnado y de esas, pocas tienen un mantenimiento adecuado y aún menos maquinas están conectadas a Internet, escasean los proyectores, extinguidores… y así mismo, los materiales educativos; y si bien se han estado remodelando unidades dentales, implementado y mejorando bibliotecas, es indudable que se hubiera podido hacer más o mejor con un mayor presupuesto.
Un alumnado silencioso y otros a quien silenciar
El alumnado, por otro lado, no parece manifestarse, y en las repetidas preguntas que los reporteros de diferentes canales les hacen, ellos prefieren pasar de frente, evadir la pregunta, cubrirse con sus materiales el rostro o simplemente decir: “no quiero problemas”. Esta última afirmación es grave, como también lo son las amenazas de muerte en contra del denunciante, Lucas Lavado, ex gerente de la UIGV y, así mismo, la banda de matones que con palos golpearon a los estudiantes, padres de familia y catedráticos que reclamaban frente a la facultad de administración.
Yo hago siempre lo que quiero
Varias denuncias han sido presentadas al rector, Luis Cervantes Liñán, por el ex gerente general de la universidad IGV, Lucas Lavado, y el ex profesor de la misma institución, José Ochoa, ambos amenazados por llamadas telefónicas y carteles de la misma categoría. Pero, usted se preguntará: ¿Porque ambos denunciantes tienen el prefijo “ex”?. Pues al parecer al rector no le parece del todo placentero que le hagan preguntas de tipo económico. Cuando Lucas Lavado, ex gerente general, se enteró de las sumas descomunales de su rector y exigió una explicación del asunto, la respuesta fue un gigantesco aumento a su salario de cinco mil a dieciocho mil Nuevos Soles. “Me querían callar”, asegura él. Fue entonces que decidió encarar al rector, pero al poco tiempo, fue retirado de su cargo por haberle faltado el respeto a tal “distinguido personaje”. Lamentablemente, esta no sería la última o primera vez que jugaría la misma carta. Aurora Tipacti, profesora de psicología, unida a la causa, de las 40 horas que ejercía como docente, ahora solo ejerce 8; Juan Racchumi, estudiante de la facultad de administración y otros tres compañeros, quienes participaron del plantón, han sido expulsados de la universidad.
Adicionalmente, cabe señalar que hubo personal que, en alguna ocasión, pidió al rector un incremento de sueldo pero en muchos de los casos, o están eran denegados o terminaron en el despido.
¿Sabía usted también que cuando joven, el Rector estudió psicología? Con notas bastante mediocres deberíamos decir, pues los números 12, 13 y 14 pueblan la mayoría de los recuadros de calificaciones. Sin embargo, cuando alcanzó la posición de rector, en solo 3 años (tiempo record) terminó la carrera de derecho con el brillante promedio de 18. Un rector, también estudiante (situación completamente ilegal) y cuyos profesores, cada uno ellos, fueron contratados por él mismo.