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Qué hacer en la escuela después del 13A

Responsabilidades de la Educación frente a la violencia de género

Escrito por Teresa Tovar

Después de la marcha del 13 de agosto, en educación no se puede permitir que ninguna niña más sea agredida y discriminada en la escuela. Las autoridades al más alto nivel se han comprometido en concretar un punto de quiebre de la situación de barbarie instalada hoy contra las mujeres del Perú y se ha anunciado políticas concretas inmediatas en todos los sectores.

En educación se requiere medidas que cambien la cultura sexista y discriminatoria de género, que es precisamente el Objetivo Estratégico 1 del Plan Nacional Contra la Violencia de Género-PNCVG. La escuela tiene una misión formadora y por tanto debe enseñar a niños y niñas a verse y tratarse como iguales. Actualmente esto no ocurre. Intencionalmente o por omisión, se enseña a los niños a creerse superiores que las niñas; se permite que éstas sean objeto de burlas y acoso dentro del espacio escolar y se menosprecia su sexualidad, identidad y saberes. Ello constituye un caldo de cultivo de misoginias, violaciones y futuros feminicidios.

Para revertir esta situación y educar con un enfoque de igualdad de género se requieren 5 medidas prioritarias:

1. En primer lugar comenzar por los actores y responsables: formar en enfoque de igualdad de género a todos los funcionarios del MINEDU y del sector a nivel nacional (al igual que lo dispuesto en Justicia); y, asimismo, a todos los maestros (obligación establecida por el PNCVG). Si quienes conducen y enseñan en educación no interiorizan el cambio, este no se producirá.

2. Incorporar en el currículo, con fuerza y no con letras minúsculas, contenidos a favor de la igualdad de género y la educación sexual integral, (planteo del colectivo Ni Una Menos); junto con una revisión a fondo de todos los materiales educativos, en coherencia con esta perspectiva.

3. Idear e implementar estrategias comunicativas (obligacion planteada por el PNCVG) y pedagógicas contra los estereotipos discriminatorios, que visibilicen y valoren a las niñas, erradiquen la burla y menosprecio hacia ellas en las aulas, patios y espacios escolares y promuevan su liderazgo en diversos campos, incluyendo las ciencias, deportes y artes.

4. Sanción drástica e inmediata a todo acto de acoso y abuso sexual, y atención oportuna, pertinente y cálida a las niñas afectadas (obligación establecida por el PNCVG).

5. Comprometer un presupuesto específico para todas estas acciones y una instancia responsable de planificarlas, dirigirlas y rendir periódicamente cuentas de los avances logrados. Que la marcha no se quede en promesas.

Todo ello exige instituciones públicas con fuerte liderazgo y legitimidad, capaces de posicionar este cambio educativo en la agenda nacional. Coadyuvaría a ello la constitución de una Comisión de Educación en Igualdad de Género (similar a la Comisión de Justicia de Género creada en el Poder Judicial), integrada por personalidades de prestigio nacional y representantes del colectivo Ni Una Menos.


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