Por el Padre Geraldo Dreiling.
El 22 de enero del presente, Sinesio López publicó en el diario La República un artículo muy interesante que resume nuestra dramática realidad. A continuación lo que dice en el primer párrafo:
Este año será difícil, pero no aburrido. No habrá mucho pan, pero no nos faltará el circo. Se están acumulando un conjunto de problemas de coyuntura y de estructura que pueden transformarse en una coyuntura crítica. El caso MBL, la ley Pulpín, la desaceleración de la economía, los paquetes económicos reactivadores que no funcionan, el seguimiento a los políticos incómodo por parte de los organismos de inteligencia, la corrupción de los gobiernos regionales y locales, la suspensión del Fiscal de la Nación, la pretensión de gente poco recomendable de capturar el CNM, el Movadef y el intento de formar una coalición que le permita pasar piola, el colapso de los partidos y la crisis de las instituciones, los problemas de seguridad ciudadana y la debilidad del Estado, la herencia no procesada de la violencia política, la emergencia complicada del escenario electoral del 2016 constituyen los principales problemas de una cargada y difícil agenda política.
Frente a esta letanía de problemas reales podemos responder, como muchos lo hacen, de que “Así es la vida, qué se le va a hacer”, “no hay quien acaba con la corrupción o el crimen”, o “la corrupción es un mal endémico de nuestra sociedad”, con lo cual estaríamos manifestando nuestra resignación a tal situación. La “resignación” ha hecho posible en el curso de la historia un sinnúmero de barbaridades. Albert Einstein dijo una vez que "la vida es muy peligrosa no por las personas que hacen mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa". ¿Seremos observadores pasivos de los males que se instalan en nuestro país y que tarde o temprano acabarán con nosotros mismos y con nuestros seres más queridos? ¿Observaremos que la delincuencia, el narcotráfico, la corrupción, la violencia y el dinero fácil atrapen a nuestros jóvenes o acompañaremos a esa juventud valiente que cree en una sociedad donde se respetan los derechos y se luchan por los valores más grandes de la humanidad?
Sinesio López cierra su artículo afirmando que:
Tenemos que observar con atención si los nuevos y masivos movimientos juveniles que han emergido como respuesta a la Ley Pulpín son capaces de introducir aire fresco, ideas y propuestas nuevas, energías vigorosas e impulsar la formación de un nuevo actor político que contribuya sacar al país del actual entrampamiento en que se encuentra.
Nuestros jóvenes, sus padres y toda la comunidad peruana debe tomar consciencia de que somos todos actores políticos; ese es un punto clave que el Papa Francisco hizo en un maravilloso documento titulado NOSOTROS COMO CIUDADANOS, NOSOTROS COMO PUEBLO que escribió cuando era Cardenal Arzobispo de Rio de Jenaro, Argentina, en preparación para la celebración del bicentenario de Argentina:
La historia la construyen las generaciones que se suceden en el marco de pueblos que marchan. Por eso, cada esfuerzo individual, -por mas valioso que sea-, cada etapa de gobierno que se sucede -por más significativa que haya sido-, y los acontecimientos y procesos históricos que va forjando un pueblo con historia, -portador de vida y cultura-, no son más que partes de un todo complejo y diverso interactuando en el tiempo: un pueblo que lucha por una significación, que lucha por un destino, que lucha por vivir con dignidad.
Tenemos que recordar que todos somos actores políticos “miembros (de) un pueblo que lucha por una significación, que lucha por un destino, que lucha por vivir con dignidad”. La historia de la lucha de los pueblos en todos los rincones del planeta ha sido siempre para vivir con dignidad, como seres humanos, como Hijos de Dios. No se puede aspirar a menos.