Una maestra me contó que ningún docente quiere enseñar en 2do. Grado ¿Por qué?
Porque de éste profesor dependen los resultados de la prueba censal y, por ende, la posibilidad del bono-escuela por desempeño. Todos lo presionan. Otra maestra me informó que un director de la zona de selva de Ayacucho se ahorcó al no aprobar el examen. En Lambayeque 47 profesores sufrieron descompensación e hipertensión y varios no pudieron culminar el examen de reubicación. En Huanta se registraron varios casos de derrame cerebral, taquicardia y estrés agudo en el examen de directores. Una maestra interina desaprobó el examen de nombramiento porque le ganaron los nervios y lloró de impotencia porque se había endeudado para prepararse.
Hablar de estrés entre los maestros y en las escuelas se ha vuelto lugar común. Los gremios docentes ya están planteando el tema de salud junto al salarial y de condiciones de trabajo. Los maestros tienen dolencias físicas por trabajar de pie muchas horas, en aulas y ambientes deteriorados. Presentan también crecientes trastornos psicológicos.
Los maestros del Perú están entrando en un peligroso despeñadero ya recorrido por otros países donde la reforma educativa ocasionó una espiral de presión y graves consecuencias de estrés en toda la comunidad educativa.
En Chile se condicionó los contratos docentes a la obtención de determinados puntajes y las escuelas se dedicaban a ensayar continuamente para las pruebas, incorporando a los alumnos al clima de angustia. Aquí ya está empezando a ocurrir. No por gusto maestros y estudiantes llaman “Dia del Ogro” al oficial Día del Logro, ya que cuando se acerca, toda la escuela entra en zozobra.
¿Es una exageración? Los estudios empiezan a mostrar algunas cifras. El 43,2% de los docentes limeños experimenta altos niveles del llamado síndrome de bournot, que consiste en progresiva pérdida de energía a la vez que ansiedad, depresión, desmotivación y agresividad.
En Arequipa el 92% de docentes registró un nivel moderado de bournot y el 7% un nivel severo. Es decir sólo el 1% estaba sano. El 66% mostró un grado severo de baja realización profesional . Los docentes se perciben como instrumentos de aplicación de test. Su identidad profesional se desvanece y su valía se ha convertido en sinónimo del resultado numérico de las pruebas estandarizadas que se ven obligados a aplicar repetitivamente. Un maestro peruano lo manifiesta así: “para el gobierno los profesores solo representamos números y puntajes, no somos seres humanos”.
Los maestros ya no disfrutan el ejercicio de su hermosa profesión. Viven y trabajan apesadumbrados y atormentados en una escuela enferma y en un sistema educativo desquiciado. En el día del maestro, además de volver a plantear el ineludible terma de los bajos salarios, se hace necesario colocar en el centro el tema de la salud docente vinculado a su realización plena. El Estado y la sociedad les deben a los maestros el derecho a ser felices.