Nuestro país tiene una gran fama por su pasado histórico y las diferentes manifestaciones culturales y costumbres de su pueblo. Parte de ese legado son las piezas de artesanía, monumentos, relatos y edificaciones dejados por nuestros ancestros y que todavía se siguen descubriendo para revelarlos luego en museos. Uno de estos sitios arquitectónicos de gran talla religiosa fue Pachacamac, un lugar que pude visitar recientemente.
Las construcciones debido a los trabajos de recuperación lucen excelentes, a pesar de que aún no se culmina con la tarea. El recorrido puede hacerse a pie o en carro y por veinte soles se puede contratar a un guía que le puede indicar apropiadamente la historia de cada sector del gran santuario. Además, se están haciendo los trabajos necesarios para que estos puedan ser abiertos durante las noches, dando un toque más de misticismo a un santuario en el cual se han hecho ofrendas humanas y de animales.
A continuación una breve historia del santuario.
Historia del Santuario
Pachacamac fue el principal santuario de la costa central durante más de mil años. Sus templos eran visitados por multitudes de peregrinos con ocasión de los grandes rituales andinos, pues Pachacamac era un acertado oráculo capaz de predecir el futuro y controlar los movimientos de la tierra. Al santuario de Pachacamac acudían también habitantes de todos los Andes en busca de soluciones a sus problemas o respuestas a sus dudas.
La palabra Pachacamac significa “alma de la tierra, el que anima el mundo”. Los antiguos peruanos creían que un solo movimiento de su cabeza ocasionaría terremotos. No se le podía mirar directamente a los ojos, e incluso sus sacerdotes ingresaban al recinto de espaldas. El culto a Pachacamac era el centro de toda religión costeña.
El santuario está ubicado en el valle de Lurín, el cual constituye el marco territorial de su emplazamiento y en cuyas márgenes se asentaron, desde hace tres mil años, una serie de pueblos aprovechando sus aguas. Las primeras ocupaciones datan del periodo Arcaico (5000 a.C.); luego, en el periodo Formativo (1800 a.C. – 200 a.C.) destacan Mina Perdida, Cardal y Manchay; en el Formativo Tardío (200 a.C. – 200 d.C.) se distinguen diversos estilos locales tales como Tablada de Lurín y Villa El Salvador.
A partir de los datos arqueológicos proporcionados por las investigaciones, sabemos que la ocupación del Santuario Arqueológico de Pachacamac se inició en el Formativo Tardío, pues en las pampas ubicadas frente a la zona monumental se encuentra un cementerio correspondiente a pobladores que probablemente vivían dedicados a la pesca, la agricultura y a la explotación de las lomas. Su cerámica, denominada estilo El Panel, incluye botellas escultóricas en forma de aves y felinos. Estos antiguos pobladores destacaron también en la confección de artefactos de cobre.
En el periodo de los Desarrollos Regionales (200-600 d.C.) se desarrolló la cultura Lima que se distribuye en la costa central en los valles contiguos de Chancay, Chillón, Rímac y Lurín. La construcción del santuario se inició en este periodo, siendo Pachacamac el centro más importante del valle de Lurín. En ese entonces se construyeron tanto el Templo Viejo, una imponente mole hecha con adobitos formando paneles con técnica de “librero”, como el Conjunto de Adobes Lima “Adobitos”.
Desde el 600 al 1100 d.C. se concentran evidencias del imperio Wari en Pachacamac. El apogeo del oráculo de Pachacamac ocurrió precisamente durante el periodo Horizonte Medio - Wari, al transformarse en un centro religioso que atraía gran cantidad de peregrinos alcanzando un primer esplendor panandino. De esta época data un extenso cementerio, excavado por Max Uhle en 1896, que se encuentra al pie y por debajo del Templo de Pachacamac, así como una serie de ofrendas de cerámica halladas en la zona.
Hacia 1100 d.C., los Ychma establecieron su centro de poder en Pachacamac, con una serie de asentamientos habitacionales y administrativos que incluyen pirámides con rampa, entre otros, sobresaliendo Tijerales, Quebrada Golondrina, Pacae Redondo y Panquilma, en el valle de Lurín. En 1470 los Incas habían establecido en Pachacamac una importante capital provincial donde destacaban edificaciones como el Templo del Sol y el Acllawasi, entre otros. A la importancia religiosa de Pachacamac se sumó su funcionamiento como uno de los principales centros administrativos de la costa durante este periodo.
A la llegada de los españoles, en 1533, Pachacamac era el santuario más importante de la costa, tal como lo aseguran los relatos de los cronistas. El abandono del santuario de Pachacamac data de la época de la Colonia. Con el paso del tiempo, destacados investigadores como Max Uhle, Julio C. Tello, Arturo Jiménez Borja, entre otros, han aportado importantes investigaciones para entender el santuario.
En la actualidad, el Ministerio de Cultura continúa desarrollando una serie de trabajos de investigación y conservación para contribuir al conocimiento y difusión de tan importante patrimonio arqueológico.
Fuente: http://pachacamac.cultura.pe/nosotros/historia