Desde que nací siempre he sentido, por parte de nuestra población, un repudio tan natural hacia nuestros congresistas. Expresiones como: “Comechados” “tránsfugas” “traidores a la patria”… son solo la punta de un iceberg plagado de insultos que trae cada día más novedades. Sin embargo, los políticos forman parte de un ambiente aún más grande y de vital importancia: la política nacional. La política nacional, actualmente, no goza de mucha reputación y, por el contrario, tiene un alto índice de antipatía. Y solo para echar más leña al fuego, los medios de comunicación se encargan constantemente de bombardear a los congresistas, apenas un realizan un acto ilícito. Esto último es parte de los deberes de la prensa preocupada por su país, sin embargo, también existe la prensa que vela por sus propios intereses y que tiene una línea política nada flexible.
Nuestros Bandidos: El bandido sedentario
Nuestros congresistas han sido llamados de múltiples maneras por nuestra población: “ladrones con corbata” es una de las expresiones que más he escuchado pero me decidí por otro expuesto en el subtítulo. Sin embargo, hay que diferenciar entre nuestros ladrones. Existen ciertas limitaciones y modos de actuar dependiendo del grupo político que integran.
Por ejemplo: en los partidos políticos grandes, estables y sólidos, los bandidos sedentarios tienen un menor rango para hacer sus fechorías pues los miembros buscan cargos públicos o hacer carrera política. Esto quiere decir que si un bandido sedentario quiere hacer sus felonías, las cuales afectaran de manera negativa en la imagen del partido, los demás miembros lo retiraran del partido o lo sancionaran. Ahora, claramente esto no siempre impide que los congresistas corruptos hagan alguna que otra travesura pero ya que pertenecen a una masa de personas con objetivos específicos su capacidad para realizar sus maldades es limitada pues no puede derribar a su propio partido o desestabilizar el sistema del que depreda y, encima de ello, sus compañeros están listos a sancionarlo en beneficio de la imagen de polaridad del partido. Entre sus varias formas de delinquir están: en traficar influencias para otorgar permisos o licencias sin gran trascendencia, cobrar por meter a gente en empleos burocráticos, agujerear los recursos de los programas sociales, hacer doble cobro de viáticos, lucrar de modestos activos del Estado y de empresas públicas. De esta manera el corrupto intenta beneficiarse del sistema sin agotarlo pues sabe que si mata a la gallina mañana no recoge el huevo.
Los casos de Rómulo León Alegría, expulsado del APRA por el escándalo Petrogate y Luis Bedoya Vivanco, expulsado del PPC por aparecer en un vladivideo revelan como son castigados los miembros corruptos de los partidos políticos como una forma de deslinde de sus personas y sus acciones. Incluso en partidos circunscritos a un líder, en este caso, Alan Garcia y Lourdes Flores, los cuales pudieron avalar los actos de corrupción, el deslinde es importante antes de hundir completamente al partido político. En los partidos menos personalistas, donde un gran número de personas busca sus objetivos a través del partido político, el mecanismo es mucho más efectivo ya que hay más intereses velando por la imagen del partido. Los bandidos de este tipo de partidos saben bien que de ser descubiertos enfrentaran a la justicia solos. Un bandido sedentario valora la estabilidad, modera sus ambiciones y no depreda al estado que le da de comer.
Los bandidos pasajeros
César Álvarez, quien estuvo a cargo del gobierno regional de Ancash, habría mandado a asesinar a diez de sus opositores. Este personaje, militante de Frente Independiente Moralizador, partido extinto de Fernando Olivera, postulo a varios cargos pero no logro a tener ninguno. Luego en el 2006 se cambia al partido Movimiento Regional Independiente, una organización política ancashina, lo transforma en un grupo a su medida y postula la presidencia regional en el 2006. En las elecciones resulta ganador y se reelige en 2010.
La pregunta del millón está aquí: ¿Es posible que Cesar Álvarez hubiera podido emplear bandas de sicarios para liquidar a sus rivales si en lugar de lanzarse con Cuenta Conmigo hubiera pertenecido al PPC o al APRA? Por más corruptos que se crea sean dichos partidos, es difícil imaginar que no hubieran sancionado al acusado. En su partido político, César Álvarez no respondía a nadie pero si estuviera en el PPC o el APRA, hubiera tenido que rendir cuenta a la cúpula política y he allí que la carrera política de Álvarez se hubiera ido al tacho.
Álvarez no es el único caso. 7 de 25 presidentes regionales elegidos en 2010 terminaron presos, prófugos o con serias acusaciones penales. Solo Wilfredo Oscorima, no pertenece a movimientos regionales, sino que milita para Alianza por el progreso, partido de Cesar Acuña. Este partido tiene alcance nacional pero tiene intereses muy específicos. La motivación de estos partidos se encuentra en lograr los objetivos del líder a cambio de beneficios económicos. El politólogo Fernando Tuesta añade y nos advierte que dichas organizaciones no duran más de un periodo, lo suficiente para saquear, y además no están inscritas en más de un departamento. Adicionalmente, el Ministerio del interior señala que: 124 candidatos a alcaldes y presidentes regionales en las elecciones de 2014 eran investigados o acusados de tener vínculos con el narcotráfico.
El bandido pasajero es voraz, no le importa desestabilizar el sistema, como lo vimos anteriormente pues no rinde cuenta a nadie. Chupan cuánto dinero puedan y no les interesa dejar las arcas vacías. Su única ambición es el beneficio propio. El interés de estos se ha vuelto a los gobiernos regionales y locales debido al crecimiento de los recursos y las transferencias del canon. No es sorpresa que tanto Ancash y Cajamarca, regiones con las mayores transferencias de canon entre 2005 y 2013 estuvieran dos de los gobiernos más corruptos.
La democracia que beneficia a unos pocos
Estos nuevos partidos políticos con fines de lucro tienen terreno libre para actuar como les da la gana. Este tipo de acciones daña al sistema institucional y organizacional de nuestro país. Es decir, para tener fondos para su campaña se requiere de personas o instituciones que lo avalen monetariamente. Algunos de estos grupos ilícitos son: el narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando. Al hacer alianzas con ellos permite que estos se beneficien o se protejan si el candidato llegue al poder ¿Cómo lo hace? Infiltrándose en los diferentes aparatos estatales: la policía, el Ministerio Público y el Poder Judicial. La infiltración en las instituciones de justicia es esencial pues permiten trabajar más holgadamente y además brindan una protección mientras dure y cuando deje el poder. Cesar Álvarez tenía en su nómina a fiscales provinciales, y hay indicios de que también había infiltrado los juzgados en sus zonas de actividad. Asimismo, el nuevo alcalde de Trujillo, Elidio Espinoza, es un excoronel de la policía que ha sido acusado de tener vínculos con la banda Los Malditos. Su pésima gestión también daña el sistema. Un gobierno que solo sirve para beneficio no le importa tener grandes resultados, ni contratar personal especializado, proveer servicios públicos con eficiencia, ejecutar proyectos de infraestructura con alto valor social, acercar el Gobierno a la población o promover en general el desarrollo. Nada de esto es esencial. Por el contrario, se reparten los puestos devolviendo los favores, realizan proyectos en los que es fácil robar, descuidan los servicios públicos y no son nada diáfanos con sus acciones. Así mismo, bloquean los proyectos de inversión del Gobierno central o de las empresas privadas si estas afectan a sus aliados benefactores. Al finalizar sus gobiernos, las instituciones han sido infiltradas y corrompidas, los proyectos importantes quedan en nada y los grupos ilícitos tienen conexiones importantes en las instituciones estatales más importantes. Y así algunos llegan al congreso.
El congreso también
Como todos sabemos la valla electoral es un recurso que permite la vigencia de los partidos políticos. Este recurso en ocasiones ha jugado en contra de los partidos políticos sólidos, quienes para evitar este problema incorporan en sus listas del congreso a personas de simpatía popular y con recursos propios para financiar su campaña. Es así que vemos a gente de la farándula y voleibolistas en nuestro congreso. Esto es más notable en los partidos jóvenes quienes requieren de estos personajes para tener un caudal de votos. Sin embargo, si bien esto puede traer beneficios al partido en primera instancia, estos personajes no tienen ninguno tipo de lealtad hacía el grupo político. En el 2011, el 45% de congresistas eran miembros invitados de los partidos políticos y, entre 2011 y 2014, alrededor de 31 congresistas migraron de bancada (la mayoría perteneciente a Gana Perú y Perú Posible). Así mismo, partidos como el APRA o más sólidos como Fuerza 2011 no perdieron ningún congresista.
Entre estos bandidos pasajeros e independientes figuran: las narcodiputadas humalistas Nancy Obregón, presa por narcotráfico, y Elsa Malpartida, quien enfrenta un proceso penal. El congresista “comeoro” Amado Romero, a quien se le comprobó que poseía empresas de minería ilegal en Madre de Dios mientras integraba la Comisión de Energía y Minas del Congreso.
Difícilmente con este tipo de congresistas el Perú avanza pues están interesados en su beneficio propio. Esto quiere decir que el Ejecutivo tendrá problemas al negociar y aprobar reformas con un grupo de personas con miras cortoplacistas, populistas y chantajistas que velan por sus intereses o los de sus aliados. Esto ya ha ocurrido en el 2011-2016 cuando se demoraron por dos años el nombramiento de los magistrados del Tribunal Constitucional, directores del Banco Central de Reserva y el Defensor Del Pueblo. Y cuando finalmente se dieron los nombramientos, se los repartieron en función de favores políticos o pequeños intereses.
Un congreso sin mucha experiencia en cuanto a sus labores de legislación y fiscalización también es previsible. Un bandido pasajero solo tiene interés en saquear, no le importa tener más conocimientos sobre cómo manejar el sistema o especializarse en temas legislativos o preocuparse de cómo el sistema puede mejorarse. Las instituciones estatales que deberían mejorarse quedan como están y de esta manera también benefician al próximo que fuera a robar.
Los Partidos políticos personalistas, a diferencia de los sólidos como el APRA y Fuerza Popular, tienden a ser muy débiles, no realizan alianzas estratégicas y en ocasiones generan aspectos negativos en el país. A finales de los años 90, Fujimori, intenta su tercer mandato y ¿Qué hace la oposición? Se divide en tres: el partido de Toledo, Castañeda y Andrade. Cuando alguien amenaza la democracia los partidos personalistas no son muy conscientes de ello, solo tienden a apoyar a su líder sin unificarse ante las grandes amenazas.
Tenemos partidos débiles y por tanto el ambiente político no es del todo agradable. La antipatía por la ciudadanía es alta y hacia nuestros congresistas aun peor. Por otro lado, si se conformaran grupos políticos sólidos con fines de beneficio común, otra historia sería. En cambio tenemos políticos sólidos que también desean su beneficio propio. La búsqueda por el beneficio ciudadano está escondido entre algunos congresistas que si desean hacer su trabajo pero debido a que son muy pocos, no logran grandes resultados. Lo ideal es que en una democracia los partidos puedan construirse una fama política a través de políticas públicas, mejoramiento de las instituciones, atendiendo las necesidades del pueblo y construyendo capacidades en el estado para su implementación. Esto los hace sensibles al rendimiento de cuentas.
Por otro lado, los bandidos pasajeros con grupos políticos personalistas o débiles no buscan nada de lo anteriormente mencionado. Su única importancia es su beneficio. Quizá lo peor es que lo dejamos pasar. Según Gonzalo Zegarra “embelesados por el boom económico, preferimos pasar por alto que una democracia sin partidos ni instituciones sólidas es una suerte de experimento posmoderno que no tiene antecedente de éxito ni sostenibilidad”
En realidad el debilitamiento de nuestros partidos y la aglomeración de bandidos pasajeros pueden hacer que este país se torne cada vez menos dedicado a institucionalizarse o a atender las necesidades de los ciudadanos. La democracia está en peligro y mientras leemos esto continúan en su asedio.