Preguntas que los candidatos deben responder
Hasta el 11 de enero hay plazo para inscribir candidatos a la Presidencia de la República del Perú. De momento conocemos al menos 19 precandidatos[1]. Hay muchas preguntas que me encantaría hacer al respecto y que creo debemos exigir que respondan los candidatos; en esta ocasión formulo algunas de ellas.
¿Qué está en juego en las elecciones próximas de abril de 2016 y qué debemos esperar los peruanos de ellas? ¿Un cambio significativo en la gestión del estado o más de lo mismo con ligeras reformas? ¿Tienen los candidatos propuestas auténticas a favor del pueblo? ¿Es posible confiar que entre los candidatos haya alguno con disposición a impulsar un gobierno con vocación de servicio al pueblo? ¿Cuáles son sus propuestas respecto a temas álgidos como empleo, seguridad ciudadana, minería, agricultura, educación, salud, AFP, programas sociales? ¿Qué cambios plantean en su relación con el empresariado peruano y frente a las transnacionales?
¿Hay alguno que tiene la disposición para cambiar la actual Constitución elaborada bajo el régimen fujimontesinista y que está hecha a la medida de las exigencias del sector privado y está al servicio de este sector más que al servicio del pueblo? Si consideran esta propuesta, ¿han planteado los pasos concretos y un cronograma concreto para hacerlo posible? ¿Han articulado alianzas que faciliten este proceso? ¿Quiénes son sus aliados?
¿Qué proponen, en concreto, no en promesas a las que nos tienen acostumbrados en cada elección, para generar empleo real para miles y millones de jóvenes, con estudios y sin ellos, que esperan no sólo contribuir honestamente con el sostenimiento de sus hogares con salarios ganados honestamente, sino que también aspiran a contribuir con su trabajo a la construcción de una patria honesta y libre de la corrupción, el narcotráfico y la delincuencia? ¿Qué metas concretas plantean en este aspecto para cada año de gobierno y cómo lo conseguirán? ¿Cómo esperan incorporar a nuestra juventud en el diseño y la construcción de la patria libre y justa que tanto soñamos y que se diluye con cada experiencia de gobierno que traiciona el sueño y las esperanzas del pueblo que les encargó la gestión gubernamental?
¿Están dispuestos a desencadenar un shock del empleo justo a pesar de los empresaurios locales y transnacionales? ¿Están dispuestos a defender a los trabajadores del abuso empresarial e incluso del mismo abuso estatal que mantiene hasta hoy sistemas de contrato de personal incongruentes con un Estado de Derecho y heredados del fujimorismo rampante que pretende volver al poder? ¿Cómo lo harán? ¿Qué harán para evitar que los trabajadores no pierdan su empleo cuando forjan los sindicatos que los defenderán del abuso empresarial? ¿Qué harán para contar con suficientes inspectores de trabajo que vigilen que no se cometan abusos laborales?
¿Qué harán para que estos trabajadores también dejen de ser objeto de abuso por parte del Ministerio de Trabajo?
¿Cómo piensan aprovechar y mejorar la capacidad instalada y la experiencia ganada en la gestión de los centros de formación de las mentes y las manos de profesionales y técnicos que funcionan bien en nuestro país? No son muchos, pero son, como diría nuestro vate peruano; entonces, ¿cómo los fortalecerán, potenciarán, multiplicarán? ¿Qué harán respecto de los Centros de Formación Técnico Profesional – CETPRO, que carecen de identidad incluso en la Ley General de Educación, pero que también ofrecen una excelente oportunidad de formación técnica para personas que no han seguido o concluido su Educación Básica Regular? ¿Qué proponen respecto de la formación técnica en las escuelas secundarias, cómo las articularán con los centros de formación técnica superior? ¿Qué propuestas serias tienen para articular la educación, en todos sus niveles, con el trabajo y con la responsabilidad social de construir mejores comunidades y mejor país? ¿Qué propuestas tienen para hacer de las escuelas auténticos centros de formación de ciudadanos críticos, responsables, creativos, solidarios, justos, democráticos, éticos y con un alto sentido de vocación de servicio? ¿Qué plazos concretos proponen para incrementar el presupuesto educativo en por lo menos 6% del PBI?
¿Cuál es su postura y qué harán con respecto a las instituciones de formación profesional, sean éstas universidades, institutos o escuelas de formación, que constituyen una estafa por dar un pésimo servicio, por no estar articuladas con las demandas nacionales o que tienen como principal y mayor propósito generar ingresos a favor de sus promotores y dueños? ¿Qué proponen para que la educación deje ser un espacio para el lucro como lo es desde que el fujimorismo abrió las compuertas legales para que así sea?
Con desilusión, debo confesar que ninguno de los candidatos inscritos hasta hoy para las elecciones 2016, con sus respectivas planchas presidenciales, podrá responder estas y otras muchas preguntas de manera que generen en los peruanos la esperanza de que estamos frente a un líder o equipo con las capacidades, los valores, las opciones y la determinación para salir del entrampamiento en el que nos encontramos actualmente en el Perú. Sin duda, varias de las preguntas planteadas y otras más serán respondidas con la habitualidad profesional de siempre, con lindas promesas y cero sinceridad.
Sin duda, también, algunos de los temas más preocupantes de nuestro país, como por ejemplo la seguridad ciudadana o el tema de la corrupción, podrán ser encarados con auténtica voluntad, sin embargo, no podemos olvidar que estos y otros problemas son el resultado de un modelo de economía, de un modelo de gestión que se ha adoptado desde el gobierno y que ninguno, llegado a Palacio, ha querido cambiar.
Por esa razón, siguen pendientes las preguntas de fondo y las que definen la opción preferencial de los candidatos a ser gobierno: ¿Hay alguno que propone un cambio de rumbo significativo en el modo de gobernar, basado en una Nueva Constitución, y al servicio del bien común? ¿Hay alguno que propone un modo de relación diferente con el capital local y transnacional, que los obligue a respetar los Derechos Humanos, actuar con respeto a los trabajadores, con el medio ambiente y con las leyes justas? ¿Hay alguno que propone recuperar la dignidad del Estado y hacer que el capital local y transnacional cumplan con el pago de los impuestos que adeudan a todos los peruanos? ¿Hay alguno que proponga modos y plazos para que las deudas a la SUNAT contraídas por las grandes corporaciones que han lucrado y siguen lucrando con los salarios y la vida de los peruanos, sean finalmente canceladas? ¿Hay alguno que se atreva a confiscar estos negocios por el tamaño de sus deudas, así como se atreven a cerrar los pequeños negocios de la gente de nuestro pueblo? ¿Hay alguno que propone una alternativa al TPP[1] y hace públicos los acuerdos firmados por Perú en este ámbito? ¿Quién propone que los acuerdos firmados por malos delegados del Perú, de espaldas al pueblo y contrarios al sentido común, a la justicia y a la dignidad que se merece un pueblo, sean desconocidos y llevados ante los tribunales internacionales acusados de delitos de lesa humanidad porque atentan contra los Derechos Humanos de la actual y futuras generaciones?
Sin duda, ninguno de los actuales candidatos asumirá la defensa del pueblo peruano ante la voracidad empresarial local ni menos transnacional, porque tienen mucho poder y siempre encuentran la forma de ponerlos a su servicio.
Sin duda, también, al pueblo peruano le espera una lucha de largo aliento para conquistar educación, salud, seguridad, empleo y justicia dignos para todos. Esa lucha empieza por identificar al enemigo y unirse con los aliados. Implica claridad para distinguir a quien lucha a favor del pueblo y a quien lucha a favor de su bolsillo o el de sus amos. Implica educación, concientización, discusión, debate y muchísimo esfuerzo para forjar organizaciones que no se vendan, que no se alquilen ni traicionen la esperanza de conquistar el derecho del pueblo a ser feliz. En esas organizaciones surgirán los líderes que el país necesita para salir de la severa crisis social, económica y política que hoy nos embarga. ¡Sí, se puede!
[1] Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica; es un tratado de libre comercio multilateral que se negocia en secreto, promovido por Estados Unidos, e involucra a 11 países: Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, México, Perú y Chile.
[2] Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica; es un tratado de libre comercio multilateral que se negocia en secreto, promovido por Estados Unidos, e involucra a 11 países: Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, México, Perú y Chile.