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Calidad de la democracia


Por calidad de la democracia se entiende el grado en que, dentro de un régimen democrático, una convivencia política se acerca a las aspiraciones democráticas de su ciudadanía. En general, la definición combina componentes descriptivos, normativos y evaluativos. Los componentes descriptivos son los conceptos de régimen democrático, ciudadanía y convivencia política. El componente normativo es el concepto de aspiración democrática y el evaluativo, la noción de “grado de acercamiento”. Esta combinación es propia del concepto de calidad de la democracia pues, como la misma expresión lo implica, “calidad” supone al menos dos cosas: una proporción variable de un atributo y una forma de medir esa proporción.

Un estándar, es un criterio intersubjetivo empleado por las personas para evaluar la vida democrática. En sentido estricto, de acuerdo con la International Standardization Organization (ISO), un estándar es “un acuerdo documentado que contiene especificaciones técnicas u otros criterios específicos para ser empleados de manera consistente como reglas, guías o definiciones de características” que permiten juzgar si una cosa es apropiada para el fin que se persigue. Trasladado al tema que nos ocupa, un estándar es un acuerdo documentado sobre una buena práctica democrática que, de existir en un país, permitiría afirmar que existe una alta calidad democrática en esa materia. Expresa un horizonte deseado de buenas prácticas, un horizonte realista (en el sentido de ser características deseadas que pertenecen al “mundo de lo posible”) acordado por personas ciudadanas de diversa procedencia social, política e ideológica.

Un estándar, o más precisamente un conjunto de estándares (la gente rara vez emplea uno solo), no se ajusta a un modelo de democracia determinado, pues la realidad no se amolda a una sola idea o visión democrática. Tampoco es una utopía democrática. La ciudadanía está constantemente negociando sus desacuerdos, entre los cuales pueden estar, por supuesto, sus respectivas visiones sobre lo que la democracia debiera ser. Pero debe producir ciertos acuerdos, formales e informales, para funcionar colectivamente; acuerdos que pueden abarcar, también, criterios compartidos sobre lo “que está bien” o “está mal” con su democracia, cosas que son fuente de orgullo o de reclamo ciudadano, respectivamente. Un estándar es precisamente, este criterio compartido.

Ciertamente, el resultado de estas negociaciones es una vida y un imaginario político híbrido, pero uno que cumple con un requisito básico: debe ser, sino el deseable, al menos aceptable para las personas. Más allá de sus diferencias -en un régimen democrático- pareciera indispensable que la ciudadanía tenga ciertos acuerdos sobre lo que su democracia es o debiera ser. En síntesis, un estándar es un acuerdo que expresa el máximo común denominador entre la ciudadanía sobre ciertas prácticas democráticas que serían deseables y posibles en una democracia hoy en día.

Este componente del concepto de calidad de la democracia es importante porque establece el contenido de lo que se entiende por “alta calidad democrática”, lo que permite juzgar “el grado de acercamiento” de las prácticas realmente existentes a cierto horizonte. Es importante, también, porque los estándares constituyen una plataforma desde la cual los ciudadanos pueden ver un horizonte democrático perfeccionado, -y hacer esfuerzos para que sus líderes, instituciones y conciudadanos se enrumben en ese sentido-.

El uso del concepto de calidad de la democracia en investigaciones comparativas no está, naturalmente, exento de complicaciones, especialmente debido a la poca investigación existente sobre el tema. Las aspiraciones democráticas de la ciudadanía en un país pueden ser distintas a las aspiraciones ciudadanas en otro país. En este caso lo son porque refieren a la manera como en distintos países la ciudadanía interpreta y vive la democracia. No basta vivir en democracia se debe anhelar siempre la búsqueda de la excelencia democrática. Hasta mañana mis amigos de Primera.

Fuente: http://laprimera.pe/calidad-de-la-democracia/


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