Un cambio educativo solo es posible revalorizando la profesión docente. Esto, que es reconocido por la mayoría de partidos, significa tres cosas concretas: elevar el piso salarial, mejorar la formación docente y considerar al maestro como actor de las políticas y no solo como insumo de la canasta educativa.
Sin embargo, si revisamos los planes de gobierno de los partidos nos damos con la sorpresa de que los candidatos punteros en las encuestas no plantean elevar el salario docente, pese a la evidencia de su extrema precariedad: un maestro gana menos que un gasfitero o un albañil, con un piso salarial de 1,500 soles que hace inviable cualquier cambio serio en educación. Solo Toledo plantea duplicar el salario docente. Tampoco se habla de reducir la cantidad de maestros contratados, que hoy son la tercera parte y trabajan en condiciones aún más precarias. Existe pues una decisión mayoritaria de no invertir en los docentes y de continuar con la evidente postración de la carrera.
La decisión de no mejorar el salario y las condiciones de trabajo de los maestros es consistente con la debilidad en la decisión de incrementar el presupuesto en educación, acerca de lo cual Keiko, PPK y Guzmán no dicen ni pío. Alan habla de “promover” el incremento hacia el 6% del PBI para educación y solo Toledo y Acuña se plantean cumplir con la meta del 6% del PBI para educación, estipulada en el Acuerdo Nacional. En suma, el discurso de la “prioridad” de la educación es sumamente gaseoso a la hora de los hechos y las decisiones.
Respecto de los otros puntos relacionados a la revaloración de la profesión docente, ninguno de los candidatos punteros plantea dialogar con los maestros como actores y solo algunos mencionan mejoras en la formación (PPK y Toledo) y becas (PPK y Acuña). En suma, los maestros continúan siendo el talón de Aquiles de las reformas educativas ofrecidas y los olvidados de la mayoría de los planes de gobierno.
Es hora de plantear con precisión una seria política magisterial, que considere las siguientes medidas: 1) Destinar 6% del PBI a educación conforme al mandato del Acuerdo Nacional y, con esta base, duplicar el piso salarial de la carrera docente. 2) Mejorar sustantivamente las condiciones de trabajo de los maestros, incluyendo atención en salud, consideración de tiempo de preparación de clases y mejoras para los maestros cesantes. 3) Eliminar progresivamente la política de maestros contratados. 4) Mejorar las escalas y ampliar los ascensos, que han beneficiado solo a una minoría. 5) Financiación sustantiva para Universidades e Institutos públicos que ofrecen la carrera docente y cierre de Universidades e Institutos privados “bamba”. 6) Hacer atractiva la carrera docente vía mejora salarial, incentivos y becas. 7) Dialogar y tomar en cuenta a los maestros para las decisiones pedagógicas y de política educativa.
Basta de discursos vagos para la platea. No hay evidencias de una reforma seria sin maestros.